Estás escuchando Historias con Sentido, una producción de Colsubsidio que da voz a cuentos basados en historias reales con el objetivo de fomentar el respeto, la diversidad, equidad e inclusión.
Antes de los 5 segundos que cambiarían varias de las ideas de Carmen, estaban dos mujeres mirándose fijamente a través del espejo, juntas disfrutando ponerse el rímel que alargaba sus pestañas y un labial rojo que hacía sus sonrisas mucho más expresivas. Puestos llevaban una falda café a cuadros que resaltaba sus figuras, una blusa color negro y unos botines del mismo tono con los que sentían que el mundo era suyo.
Al mirarse, les gustaba lo que veían y en el fondo sabían que querían seguir encontrándose, querían probarse los vestidos que nunca antes habían usado, beber todos los vinos, descubrir sabores, bailar la música que jamás se atrevieron, lo querían todo y sin prisas. Juntas se enfrentaban a lo que viniera y aún más, se sentían seguras porque sólo necesitaban caminar frente a sus reflejos para sonreírse y volverse a encontrar.
Un día, de repente, mientras cruzaban las calles para llegar a su trabajo, se observaron a través de los vidrios de los carros.
Una escuchó los pensamientos que preocupaban a la otra y dijo, tranquila Carmen, no te va a dejar el tren. Es más, en esta ciudad ni hay tren, te podría dejar el bus, pero sería lo mejor que te podría pasar. Así no irías despichada rogando por un puesto disponible, lo mejor es que vayas a tu ritmo, así no esperas nada, no corres detrás de nadie, vas sin afán.
Esas palabras tranquilizaban a Carmen porque así era como dejaba de intentar reflejarse en espejos ajenos. Al llegar a la oficina, las dos tenían como costumbre mirarse en el espejo del ascensor y arreglarse uno que otro cabello. Sin embargo, ese día alguien las acompañaba, María, a quien le tomó sólo 5 segundos desatar varias preguntas en la mente de Carmen, pues le dijo, ¿bajaste de peso? Increíble, regálame la dieta.
En ese momento, Carmen miró fijamente a su amiga y pensó, ¿qué talla debería tener? Ahora me veo más delgada, ¿podría bajar más? ¿Y si de nuevo subo? A lo que su amiga le respondió, si la moda fuera a tener manchas, acné, varios kilos de más, pecas, ojeras, estrías o celulitis, todos, absolutamente todos buscarían la manera de tener alguno de estos. Pero como no lo es, tienes dos opciones, amar lo que eres o perderte intentando ser lo que los demás esperan de ti. Carmen eligió la primera opción.
Ten presente que somos las palabras que decimos, las creencias que decidimos tumbar y ojalá seamos más de lo que queremos y menos de lo que los demás quieren que seamos.
Desde Colsubsidio, esta es una invitación para recordarte que, si ves algo en lo físico o la apariencia de otras personas que no pueda cambiar en cinco segundos, no lo menciones.
Aquí todas, todos, juntas y juntos, lo hacemos posible.